TOLEDO, A UN PASO DE LA CAPITAL MADRILEÑA

Trabajo como monitora de Educación Especial en un centro de enseñanza para niños con necesidades especiales muy cerca del Paseo de las Delicias de Madrid.

Siempre he vivido en la gran ciudad, pero durante una de mis últimas estancias en Toledo comencé a plantearme seriamente hacer un cambio radical de residencia. Suelo viajar a la Ciudad de las Tres Culturas muy a menudo, especialmente durante los puentes o coincidiendo con algún fin de semana “largo”.

Me encanta pasear por sus callejas, recorrer sus veredas en torno a su cordón amurallado, contemplar el horizonte desde uno de sus miradores, contemplar el meandro que forma el rio Tajo a su paso por la ciudad; en resumen, disfrutarla, porque creo que Toledo está para eso, para perderse por sus mil rincones y paisajes.

Aún siendo una ciudad muy visitada por turistas, estudiantes y curiosos del arte y la historia, no es una capital aglomerada. Cuenta con una más que buena oferta comercial, por no hablar de su magnífica apuesta culinaria, refrendada por su magnífica escuela de hostelería.

Por si esto fuese poco, Toledo cuenta con una infraestructura viaria envidiable que la comunica con las ciudades de su entorno rápida y cómodamente, por no hablar de la estación del AVE que la enlaza con la capital española en tan sólo 25 minutos.

En resumen, que Toledo era la candidata ideal para dar el gran salto a una vida más tranquila.

 

El chalet toledano que me enamoró

Sólo necesité una semana de vacaciones y unos cuantos catálogos inmobiliarios para terminar por decidirme por un chalet Toledo.

Verlo y enamorarme fue todo uno: diseño consecuente con el entorno, una planta con parcela de 300 metros2, con un total de 105 metros2 construidos en medio a un entorno rural apacible y a sólo 7 minutos del centro del Toledo. ¿Qué más podía pedir?

Trabajando tan cerca de la estación del AVE de Madrid-Atocha como trabajo, llegar a mi chalet en Toledo me va a tomar menos tiempo que atravesar toda la ciudad de Madrid, que es lo que he venido haciendo hasta ahora. Ruido, embotellamientos y nervios a flor de piel. Una hora de tortura hasta llegar a casa.

No hay duda, con mi chalet Toledo, podré disfrutar de todas las ventajas de la gran ciudad sabiendo que me espera mi refugio toledano a sólo media hora en tren.

Ahora, mis fines de semana en medio del campo, con Toledo a un paso, prometen ser muy distintos. Vida tranquila y relajada a tope. Eso sí, si un día me apetece marcha y movida, no tengo más que acercarme a Madrid para vivir la noche si se me antoja.